Como no sé de que escribir hoy, voy a aprovechar el sol y lo cerca que está la primavera para hacerle un pequeño homenaje en forma de poesia:
Oh, primavera, que con tu sol calientas
y la sangre, dicen por ahí, nos alteras.
Aunque, al menos a mí, me alteran otras cosas,
como escotes por los que asoman más las tetas.
A los alérgicos puteas,
y a los enemigos del invierno nos bendices,
quitándonos de encima la carga pesada,
que es llevar ropa a toneladas.
Las calles cobran vida.
Las terrazas de los bares son invadidas,
y en los céspeds de mi facultad,
miles de litronas son otra vez consumidas.
En tu seno acoges las ferias,
que nuestros hígados destrozan,
y que junto a nuestros amigos,
nuestra vida de felicidad rebosa.
Por todo esto, y muchas cosas más,
yo te escribo, primavera amada.
Porque sin tu optimísmo y alegría,
la vida sería, para un servidor, una cagada.
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