domingo, 7 de agosto de 2011

Reflexiones del fin de semana.

El fin de semana es perfecto para que los filósofos de bar como yo reflexionemos sobre distintos temas y sacar conclusiones que, debido a que la reflexión suele estar inducida por un estado de embriaguez, a veces no tienen mucho sentido.

Este fin de semana he estado dando vueltas a dos temas en concreto de los que he llegado a lo siguiente:

1: Quiero que mi próximo desengaño amoroso se deba a una lesbiana. ¿Por qué? Os explico:

Es evidente que tarde o temprano me voy a llevar un palo en el terreno sentimental. Es algo que forma parte de la vida y nos pasa a todos al menos una vez. Estuve pensando que el hecho de que el mío se debiera a enamorarme de una lesbiana, además de ser algo original y una nueva experiencia para mí, sería más llevadero que el tipo de desengaños a los que estoy acostumbrado. Ahora voy a ponerme un poco moñas, pero tranquilos, que lo compensaré.

Normalmente, vivir un amor no correspondido implica tener que ver a la chica de tus sueños por ahí, divirtiéndose con sus amigos, llevando su vida de forma tan normal sin que tu ausencia le afecte de una forma especial, cosa que te hace sentir insignificante, amén de tener que ver como se enrolla y hace cosas de adultos con otros tíos que no son tú, o cómo encuentra alguien a quien sí ama, son felices y comen perdices, lo que en principio era tu sueño. Eso es algo que a cualquiera le destroza el corazón y le quita las ganas de vivir.

Ahora bien, que el público masculino (esto sólo se puede aplicar a chicos heteros, lo siento) se imagine la misma situación, pero que en este caso, a la chica le gusten las chicas. Lo primero puede que no cambie gran cosa, pero verla con otras tías o con pareja es mucho más llevadero por una sencilla razón: da para paja.

2: Preferiría que en las redes sociales se cambiara la "petición de amistad" por "invitación de amistad". Este deseo se debe a que suelo confundirme y decir "le he enviado una invitación a fulanito" en lugar de decir "petición", que es como se llama realmente, y tras pensar en lo que hay detrás de esta confusión, he llegado a la conclusión de que realmente preferiría que se enviasen invitaciones de amistad, en lugar de peticiones. Petición viene a ser pedir. Cuando mandas a alguien una petición de amistad, le estás pidiendo que sea tu amigo/a, como si lo necesitaras. Eso suena a desesperación, y a no tener amigos. En cambio, una invitación de amistad suena más segura e independiente, puesto que aunque quieres ser su amigo, simplemente le invitas a que lo sea, dejando la decisión en sus manos. Da a entender que realmente no es una necesidad que te acepte o no, aunque sí te gustaría que forme parte de tu círculo de amistades.

Y eso es todo. No he dado para más este "finde", así que me despido ya. Hasta la próxima hamijos y hamijas.

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